Ultimo día de ver cosas en el viaje, tras el habitual desayuno de buffet, nos recoge un autobús de una empresa local, junto a una guía local para hacer la visita panorámica de Copenhague.
Durante el trayecto nos iban explicando cosas de la ciudad, tanto su historia, como situación actual, costumbres, leyes, economía y un largo etc. de detalles interesantes. En primer lugar llegamos al Christianborg Palace, donde se encuentra la actual sede del gobierno danés y allí también visitamos la parte trasera donde están los jardines que ya vimos el día anterior.
Desde allí seguimos hacia el palacio de Amalienborg, residencia de la familia real danesa, que consta de 4 palacios barrocos. No muy lejos de allí está la célebre Sirenita de Copenhague (Den lille havfrue), bastante más pequeña de lo esperado y que realmente tampoco veo que merezca una visita. La visita panorámica continúo por los alrededores de la ciudad, pasamos también por el castillo de Rosengborg y el Jardín Botánico de la Universidad, desde allí nos acercaron a la plaza del ayuntamiento donde ya termino el recorrido en autobús de ese día.
Algunos del grupo estuvimos a punto de alquilar bicis para recorrer la ciudad por la tarde a nuestro ritmo, pero el precio era algo elevado, había que dejar una señal, y para devolverlas al día siguiente era un poco de lio. Volvimos al restaurante Herzegovina dentro del parque Tivoli, donde ya comimos y cenamos el día anterior, disfrutamos del buffet y cogimos fuerzas para el resto de la tarde libre que tuvimos para recorrer lo que nos faltaba de la ciudad.
Al terminar la comida algunos compañeros del grupo se fueron al barrio de Christiania, una especie de comunidad hippie autogobernada donde se vive de forma bastante alternativa y hay muchas libertades. Está prohibido hacer fotos y grabar en video, vale la pena leer el articulo de Christiania en la wikipedia, sorprende bastante que en un mundo como este aun quede algo asi. No nos llamo mucho el ir por allí, y por lo que nos comentaron después no valía la pena.
Al salir del restaurante nos dimos cuenta de que no teníamos la cámara compacta, la ixus 850. Tras pensar y recuperar un poco la calma dedujimos que Asun en un despiste se la había dejado en el autobús del recorrido turístico de la mañana. Tras un par de horas, gracias a Pedro nuestro guía, nos confirmaron en la empresa de autobuses que la habían encontrado y la tenían allí, que respiro y alivio al enterarnos, ya que no es solo por la cámara en sí, si no por las fotos que llevaba dentro, recuerdos irrecuperables de los últimos días por Noruega. Total, que cogemos un taxi y nos lleva a un polígono a las afueras de la ciudad donde está la empresa de autobuses, allí nos devuelven la cámara y tras darles mil veces las gracias nos damos cuenta de que allí no hay autobuses de línea, ni sabemos volver ni nos queda apenas dinero en efectivo. En ese momento uno de los trabajadores, más concretamente el conductor del bus que nos llevo por la mañana y encontró la cámara, terminaba su jornada laboral y volvía su casa, se ofreció para acercarnos al centro en su coche particular. Si esto nos pasa en España, salvo rara excepción lo más probable es que ni hubiéramos recuperado la cámara, ni las fotos, ni nada y mucho menos llevarnos hasta el centro de la ciudad. Se nota la amabilidad de la gente, es otra forma de ver las cosas, otro concepto de la vida diferente al nuestro. Otro ejemplo es la tranquilidad y seguridad que hay por las calles, la gente en los parques trabajando con el portátil, leyendo tranquilamente, etc… aquí es muy raro ver eso salvo raras excepciones.
Después del susto y del alivio, tras haber perdido ya casi toda la tarde nos fuimos a la plaza de Kongens Nytorv donde está el puerto de Nyhavn, allí cogimos una de las barcas turísticas que hacen el recorrido por los canales de Copenhague, mientras cuentan cada zona y lugar lo que es (en ingles claro) salimos al mar Báltico, vimos el puerto, la sirenita, el teatro de la opera, la Royal library tambien llamada Black Diamond debido a su color, barrios de embarcaciones, y como se integra el mar con la ciudad en numerosos puntos, es un agradable paseo que vale la pena realizar. El puerto se encuentra en la calle Nyhavn, esta llena de casas de colores, pubs, locales de marcha, cervecerias, pequeños hoteles y es tambien donde se encuentra la casa del famoso escritor Hans Christian Andersen que vivio alli 20 años.
Después seguimos paseando tranquilamente por el centro, volviendo a la calle Stroget y ya de vuelta hacia el hotel Radisson Falconer caminando, ya que había todavía tiempo hasta la cena. Tras la cena en el hotel, nos quedamos hablando un buen rato con los compañeros del grupo, ya que era la última noche y a la mañana siguiente no había que madrugar mucho, comentamos anécdotas del viaje y la cruda vuelta a la normalidad que nos esperaba al llegar a casa.