Viaje por Escandinavia. Dia 10: Stavanger – Copenhague

El madrugón de hoy fue bastante importante, a las 4:30 en pie para recoger maletas e irnos para el aeropuerto de Stavanger, el vuelo a Copenhague salía a las 7 de la mañana. Llegamos allí y tras facturar todo intentamos desayunar algo en el aeropuerto, pero es bastante pequeño, estaba medio en reformas y no conseguimos más que un bote de zumo y unas rosquilletas. Era un avión de hélice, lo cual puede dar un poco de yuyu, pero realmente son más seguros -en caso de fallo de los motores pesan menos y planean mejor para un aterrizaje de emergencia-.

Tras menos de una hora de vuelo -asiento junto a la ventanilla con el ruido del motor de hélice- aterrizamos en Kastrup el aeropuerto de Copenhague, desde donde nos llevaron al hotel Radisson Falconer donde dejamos las maletas y dormimos un poco. El en hotel nos indicaron como llegar al centro de la ciudad y nos fuimos caminando para conocer y ver mejor el ambiente y la vida real de la ciudad. Lo que más nos llamo la atención es la cantidad de bicicletas que hay en Copenhegue, mucho más que en Estocolmo. Carriles específicos, señalización, bicicletas practicas para ciudad, cómodas y sobre todo el uso, desde gente que va a trabajar con traje, hasta mujeres embarazadas o ya con niños en una especie de carrito delantero… todo el mundo con bici, apenas había trafico de coches. Aquí es el medio de transporte prioritario, por economía, salud, etc.. y han conseguido una ciudad limpia, tranquila y ordenada con esto.

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Tras parar un rato en una cafetería, llegamos a la estación de tren de Copenhague, con un curioso y espectacular aparcamiento de bicis de 2 alturas, no quiero ni imaginar el equivalente en coches la salvajada de espacio que haría falta. No sé como acabamos en uno de los laterales de la estación menos concurridos, junto a un barrio un poco raro con gente un poco sospechosa, nos vamos enseguida cruzando la estación y vamos la lado opuesto donde se encuentra el parque Tivoli, en uno de sus restaurantes tenemos la comida de hoy.

Al terminar de comer en el restaurante Herzegovina donde nos volvemos a poner las botas en el buenísimo buffet, salimos dentro del mismo parque Tivoli, donde nos pusieron el cuño para volver a entrar luego. Desde allí nos fuimos a la plaza del ayuntamiento, con su impresionante edificio y su torre, también centro neurálgico de la ciudad. Fuimos callejeando y llegamos hasta el Christianborg Palace rodeado por canales, además de la interesante arquitectura el palacio, las torres y demás, los jardines eran realmente bonitos.

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Desde allí fuimos de nuevo hacia el centro pasando por el museo nacional de Dinamarca, realmente grande y completo, con historia y elementos traídos de todo el mundo, con toda la historia del país, obras de arte y un largo etc., pero quedaba poco rato para cerrar y allí para verlo todo pueden ser necesarios un par de días, vimos un documental de 10 minutos en una de las pantallas de la entrada que hacia un rápido resumen de todo el museo y así nos hicimos una rápida idea para volver con más tiempo.

De nuevo en la plaza del ayuntamiento cogimos la Stroget dicen que la calle peatonal más larga de Europa, todo lleno de tiendas, cafeterías y todo tipo de servicios. Aquí fuimos a tomar un chocolate a una cafetería bastante moderna y nos encontramos con una mujer Argentina recién jubilidada y otra más joven de Madrid, encantadas de oírnos hablar en castellano. Nos tomamos el chocolate y el café con ellas, mientras nos comentaban los lugares que no debíamos perdernos en Copenhague, como el castillo de Rosengborg el Jardín Botánico de la Universidad, el lago Jorgens, el parque Tivoli, y un largo etc… Nos contaron también lo tranquila que es la ciudad, lo cosmopolita que se ha vuelto en los últimos años, lo agradable que es allí la vida, el clima que aunque es duro en invierno se puede llevar bastante bien mientras que el resto del año es muy agradable. También nos contaron el nivel de vida que llevan en la ciudad, con una seguridad social a medida de los ciudadanos, todo tipo de facilidades para conciliar vida laboral y el cuidado de los hijos, ayudas del estado, horarios de jornada intensiva en casi todas las empresas todo el año, el nivel educativo y cultural, respeto a la gente a otras culturas… y la verdad es que se nota, tanto en Noruega, como en Suecia como en Dinamarca, da la sensación de estar en países civilizados, tal y como tendría que ser en todas partes. Se tuvieron que marchar y nos despedimos dándoles las gracias por las indicaciones y el rato de agradable conversación que nos dieron.

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Seguimos por la calle comercial Stroget hasta llegar a la Kongens Nytorv, donde están el Teatro Real y Nyhavn. Preguntando un poco y con los planos llegamos al castillo de Rosengborg, donde había mucha gente leyendo tranquilamente en la hierba, algunos niños jugaban y gente paseando. En el mismo castillo de Rosengborg no se podía entrar ya que había terminado el horario de visitas y la guardia real estaba allí cuidando las entradas tras el foso con agua que tiene el castillo.

Seguimos y justo al lado se encuentra el Jardín Botánico de la Universidad. La verdad es que son realmente preciosos estos jardines, muy cuidados en todos los aspectos, con especies de todo el mundo, arboles, laguna, algunas aves, invernadero donde tienen especies tropicales. Otro lugar para estar todo el día viendo plantas y recorriendo los jardines. Apenas estuvimos media hora antes de que cerraran, aquí los horarios se respetan a rajatabla, y a las 5 de la tarde terminan en la mayoría de empresas, las tiendas y lugares públicos aguantan hasta las 6 o las 7 como mucho, así cualquier trabajador de cualquier sitio tiene tiempo para su vida personal, aunque a los visitantes acostumbrados a otros horarios nos sepa a poco, cuestión de costumbres.

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Al salir nos fuimos hacia otro de los lugares que nos habían recomendado para ver, el lago artificial de Jorgens so. Hay un largo paseo donde la gente sale a correr y a hacer ejercicio mientras tienes el agua al lado con cisnes y patos, en algún punto hay también restaurantes y terrazas, la verdad es que es bastante agradable pasear por allí. Termina en una de las principales avenidas de la ciudad, por la que ya volvimos hasta el parque Tivoli donde teníamos la cena esta noche.

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El parque Tivoli es un parque de atracciones inaugurado el 15 de agosto de 1843, son unos jardines preciosos, muy cuidados y con gran variedad de especies de todo el mundo. Tiene también un lago donde pasear en barca, una gran variedad de restaurantes con su decoración y sus platos típicos y específicos a una temática, hay un teatro al aire libre, donde todos los días se representa alguna obra, se dan conciertos de música clásica, jazz, etc… en un par de escenarios diferentes y por supuesto las atracciones de feria. Aquí es donde más sorprende encontrar la mezcla entre atracciones de feria del siglo pasado y principios de este mezcladas con atracciones actuales. Es como viajar en el tiempo y encontrarte en un tiovivo de los de antes, el típico puesto de disparar a la diana para conseguir el premio, coches de choque, noria, montaña rusa, y un largo etc… para hacer disfrutar a cualquier niño o no tan niño, todo ambientado con música, luces, los encargados de los puestos con ropas típicas de feriante de principios de siglo, la verdad es que han conseguido un ambiente mágico que te transporta a otra época.

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Viendo una de las actuaciones junto al restaurante fue llegando el resto del grupo del viaje junto con el guía para cenar allí al lado. Tras la copiosa cena de buffet nos vino bien el paseo nocturno por el parque, que cambia totalmente gracias a la iluminación, haciéndolo mas bonito si cabe -lastima no llevar el trípode encima y haber tenido más tiempo, el parque por la noche era precioso para la fotografía-. Después de un buen rato por allí, nos llevaron en bus hasta el hotel donde termino la noche.

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