El pasado día de Nochebuena por la mañana, aprovechando el buen día que salió y las importantes nevadas de la semana anterior nos acercamos a la sierra de Gudar, que la tenemos a poco mas de 1 hora de casa, sobre todo ahora que esta la autovía a Teruel terminada.
Ya por la carretera, conforme íbamos llegando, vimos la cantidad de nieve caída por la zona, espesores de más de 1 metro en los ventisqueros, casi 50cm como mínimo en el resto. El panorama de campos, el valle, el pueblo de Valdelinares, la carga de nieve en las ramas de los arboles… todo era impresionante.
![pino nevado gudar pino nevado gudar](https://cuesta-arriba.es/wp-content/uploads/2008/02/08_-_arbol_nevado_nieve_paisaje_montanya_penyarroya.jpg.webp)
Dejamos el coche en la entrada de la pista que sube al Peñarroya en la cantera de «La Gitana», tan solo unos metros que estaban algo limpios de nieve. Comenzamos a seguir la pista forestal, viendo el magnífico paisaje nevado cada vez desde más altura y poco a poco internándonos en zona de bosque más cerrado. Llegamos al cruce de pistas que sube a la cumbre siguiendo las indicaciones y las huellas de los todoterrenos que ya habían abierto huella en la pista durante el domingo anterior.
En cosa de una hora y pico llegamos a la cumbre, donde disfrutamos de las vistas desde la torre que hay allí montada y comimos en una zona habilitada que hay allí arriba. Poco después volvimos a bajar por donde subimos hasta llegar de nuevo al coche.
A la vuelta pasamos por la estación de esquí de Valdelinares, que estaba solo a unos 4 Km y nos venía mejor volver por esa carretera. Además de ver el espanto anti-montaña y anti-ecológico de cientos de personas por allí, coches, la música que tenían puesta en la estación, sensación de centro comercial, etc… aproveche para probar la cámara nueva en fotografía deportiva, bajándome por el bosque hasta el final de las pistas donde fotografiar a los esquiadores que bajaban más rápido. Tras las pruebas con resultados mediocres y haber aprendido detalles nuevos, nos fuimos para casa pronto ya que nos esperaban para la cena de Nochebuena.
El Peñarroya es una cumbre fácil, sencilla, tranquila, suave, para hacer por cualquiera un domingo por la mañana con los niños. Sin embargo con nieve la cosa cambia, sobre todo con el espesor que teníamos y más aun si no se utiliza la huella abierta en la pista. La verdad es que disfrutamos, lástima que no fuera más largo el recorrido y no tener más horas ese día.