En nuestro periplo en Alpes hoy tocaba la ruta de enfrente a la de ayer, el llamado Gran Balcón Norte del Montblanc. Aunque el día estaba algo nublado se porto hasta el final dejándonos una magnifica jornada de montaña.
Nos subimos al teleférico de la Auguille du Midi y a mitad del recorrido, en el Plan de l’Auguille, empezamos a caminar con dudas por las amenazadoras nubes que teníamos encima. Al poco nos desviamos para ir a ver el lago azul con sus aguas cristalinas y limpias. Seguimos bajando un tramo para engancharnos a la senda que recorre el Balcón Norte cuando de repente oímos un estruendo estremecedor, nos giramos y el sonido venia de muy arriba, donde están las Agujas de Chamonix. Sin duda fue un alud, ya que pocos segundos después vimos una nube de polvo blanco asomando entre las rocas. No me quiero ni imaginar el haber estado allí en ese momento.
Seguimos por el sendero que recorre toda la ladera del macizo del Montblanc a unos 2000m de forma continua, suave y sostenida, con tan solo un desnivel fuerte en el último tramo. Fuimos tranquilamente disfrutando de las vistas del valle de Chamonix, viendo la cordillera de Las Agujas Rojas y el Brevent enfrente nuestro por donde fuimos el día anterior. Cruzándonos en algún momento pequeños arroyos que bajaban de las alturas, variando la vegetación y continuamente encontrándonos con extranjeros y gente practicando senderismo al saludo de Bon Jour.
Finalmente llegamos al glaciar de La Mer de Glace o mejor dicho lo que queda de él. Como podéis ver en las fotos, esta que da pena, de un año para otro se nota como va retrocediendo y bajando la altura del hielo. De hecho ahora en verano llega un punto en el que todo es tierra y roca cubriendo todos los metros de hielo que quedan debajo. Se puede ver por las marcas en los laterales hasta donde llegaba el hielo hasta no hace muchos años viendo que tan solo queda la mitad de lo que era.
Sacamos algunas bastantes fotos y seguimos hacia abajo durante aproximadamente otra hora esquivando gente. Esta zona al ser mas turística y llegar el tren cremallera de Montevers sube y baja bastante turismo a ver el glaciar de La Mer de Glace. Llegamos abajo hasta el hotel, restaurantes y estación de tren donde en un banco nos sentamos y sacamos el pan y el jamón serrano ante el asombro de franceses y turistas de muchas nacionalidades.
Después cogimos un pequeño teleférico que baja hasta la cueva artificial que excavan en el hielo del glaciar, la cual se puede visitar. Al ver la cantidad de gente que había pasamos del tema turístico y nos quedamos en un mirador desde donde se veía casi todo el glaciar, con del Dru (3754m.) y sus impresionantes paredes de roca justo encima de nosotros y Les Grandes Jorasses (4208m.) al fondo. Desde aquí, también pudimos ver montañeros que van a practicar el uso de crampones, piolets y demás, andando por el glaciar y sus grietas, la verdad es que había bastantes cordadas por allí. También había algunos que venían de escalar o de hacer alguna cumbre cercana ya que también estábamos en otro punto de partida y regreso de bastantes rutas y travesías. El rato que estuvimos allí nos sobrevolaron varios helicópteros que iban haciendo todos más o menos el mismo recorrido y paradas, eran paseos en helicóptero por encima del glaciar y las cumbres de los alrededores. Hubiera sido espectacular coger un paseo de esos, pero en Noruega ya nos costó 120€ por persona y aquí estaría por un estilo, por lo que preferimos dejarlo para dentro de unos años si aún queda glaciar.
Volvimos a subir hasta la estación donde entre todo el tumulto de gente que íbamos a coger el tren nos encontramos con un grupo de escaladores Andaluces que bajaban de escalar unas agujas cercanas de las que no recuerdo el nombre. El recorrido en el tren cremallera fue bonito entre bosques y entreviendo el valle de Chamonix en algunos momentos durante el atardecer hasta llegar a Chamonix donde ya volvimos al camping «Mer de Glace»