Esta mañana tras el desayuno salimos algo mas tarde del hotel, camino a Bergen, también conocida como la capital de los fiordos.
Llegamos al puerto de Lavik donde salía el ferry hacia Oppedal. Este ferry ya no era uno de paseos turísticos, si no de transporte de vehículos, varios camines, autobuses, coches y motocicletas en su bodega, así como una cubierta bastante amplia con servicio de cafetería. Estos ferrys tan grandes se utilizan para cruzar fiordos grandes, los que están mas cerca de la costa y los usan a diario miles de personas, ya que es un ahorro importante en tiempo y dinero para cruzar de un lado al otro en lugar de dar un rodeo de cientos de Km, se puede decir que estos ferrys son como una extensión de las carreteras.
Llegamos a Bergen a media mañana y comenzamos directamente la visita panorámica de la ciudad con sus habituales micro paradas en los puntos más destacables y emblemáticos entre los que destacan, el antiguo puerto alemán (Tyskebryggen), la iglesia de María y el barrio Nordnes. Después nos dejo el autobús por la zona centro donde fuimos a ver a pie el famoso barrio Bryggen con sus casas de madera donde el guía nos conto la historia de este antiguo barrio Alemán declarado patrimonio de la humanidad, Bryggen era el barrio de los comerciantes de la Liga Hanseática, establecidos allí en 1360. A continuación dimos una vuelta por el mercado del pescado Fisketorget, también muy típico y conocido, ya no solo por los puestos de pescado donde se ofrecen degustaciones de todo tipo, sino por la cantidad de puestos con fruta y verdura, flores, souvenirs, etc..
Desde aquí ya nos llevaron al hotel donde dejamos las maletas en la habitación y comimos en su buffet. Tras descansar un poco tuvimos la tarde libre para movernos a nuestro aire por la ciudad e ir a ver lo más interesante que nos fue recomendando el guía durante la mañana. La ciudad estaba bastante animada, ya que había un festival de música, se veían numerosos grupos de rock por el hotel, muchísima gente por las calles, música, actuaciones por las calles etc.. ya que era 1 de Mayo y en Noruega se celebra la llegada de la primavera.
Recorrimos el puerto, el barrio Alemán de Bryggen, parques el lago Lungegardsvann, el centro histórico de la ciudad y junto a parte del grupo de españoles que íbamos, encontramos por fin una cafetería con café de verdad (algo difícil de encontrar por los países nórdicos). Dejamos lo mejor para el final, en el hotel solicitamos la cena mucho más pronto que al resto del grupo y así pudimos subir en el funicular a la Fløyfjellet, mirador que hay en la parte alta de la ciudad alrededor de las 8 de la tarde, para poder ver el atardecer desde allí arriba.
Valió la pena, las vistas de la ciudad eran preciosas con la luz que había a esa hora de la tarde, al mismo tiempo el sol iba bajando cada vez más y el tono dorado cubría por momentos el mar y la ciudad. En este mirador había también un parque, jardines y un restaurante donde esa noche parece que tenían concierto de opera en directo, que nos amenizo la estancia allí fuera al oírlo perfectamente. Fue anocheciendo poro a poco y pudimos contemplar la puesta de sol por el océano pacífico, tras el fiordo y algunas islas. Se fueron encendiendo las luces de la ciudad y las vistas fueron ganando más aun cuanta más oscuridad íbamos teniendo.
No llego a oscurecer del todo cuando tuvimos que bajar en el último funicular, ya que eran las 11 de la noche y cerraban el servicio.
Volvimos al hotel viendo el ambiente y fiesta que había por las calles, la verdad es los nórdicos, cuando se desmadran y se emborrachan dan la nota, aquí en España no había visto tanto desmadre ni gente por los suelos como allí. Son más serios, cultos y demás, pero cuando llega el fin de semana se desinhiben completamente, empiezan viernes por la noche y de continuo hasta el domingo por la tarde.