Con el calor del verano no apetece mucho salir a la montaña por estas latitudes, se pasa bastante calor, hay que llevar mucha agua, etc.. Una alternativa es irse al norte y zonas de alta montaña. La otra es salir por la noche.
Hace 2 años salimos con el club Acclivis de Crevillent y subimos a la Vella 835m. El año pasado no subimos, si no que cruzamos la sierra a la luz de la luna para llegar a cenar a otro pueblo.
Este año hemos salido con el grupo de aquí de Valencia y nos hemos ido al Peñagolosa 1813m. en el interior de Castellón. Llegamos a Sant Joan de Penyagolosa alrededor de las 9 de la noche y nos fuimos para la zona de acampada libre que hay habilitada. Fuimos llegando y nos apalancamos en un trozo extendiendo los aislantes. Tras la cena y algunas risas nos metimos en los sacos y dormimos al raso. Ningún problema de frio ni nada y dormimos más o menos bien aunque poco rato, a las 2:30 en pie, recoger cosas y andando.
Comenzamos la subida por la ruta más conocida y bonita, la senda que sube por el barranco de la Pegunta, medio a oscuras y alguna zona con la luz de la luna llena fuimos subiendo entre pinos, bosque mediterráneo y esquivando algún trozo con agua. Llegamos hasta el collado donde ya teníamos completamente a la vista el pico del Penyagolosa y con la luna llena alumbrándonos. Desde allí comenzamos la subida fuerte ya hasta la cumbre, al mismo tiempo que la luna ya iba bajando algo y la luz del alba a las 5 y pico se dejaba ver en el cielo.
Llegamos a la cumbre y los fotógrafos plantamos trípodes y pese al fuerte viento empezamos a sacar tomas y vistas de la luna, el paisaje, etc.. Con el tiempo justo para picar algo enseguida comenzó el espectáculo del amanecer que pudimos disfrutar todos desde la cumbre. La verdad es que es algo impresionante que vale la pena un buen madrugón y subir hasta allí.
Cuando el sol ya estaba un poco más alto, recogimos todo y comenzamos a bajar tranquilamente, disfrutando ahora del paisaje verde, vegetación, etc.. que tiene el parque natural del Peñagolosa con las primeras luces del día en esta época. Cuando llegamos abajo el calor ya empezaba a apretar un poco y fuimos directos al bar-restaurante de Sant Joan de Peñagolosa a desayunar algo.
Sin duda habrá que repetir, hay que ver más amaneceres en esta vida, fue algo precioso y afortunadamente repetible.